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«El diseño puede generar cambios importantes a nivel competitivo en el país»

“El diseño puede aportar en las decisiones de políticas públicas que estén asociadas a los temas de innovación, productividad y la sociedad en general”, afirma la decana de la Facultad de Diseño de la Universidad del Desarrollo (UDD), Alejandra Amenábar, al referirse a la importancia que tiene esta disciplina para el desarrollo del país a través de su impacto en la competitividad.

Este rol, agrega la arquitecta, se ve reforzado al analizar los principales resultados del Programa Tidem que la institución de educación superior desarrolla en la Región del Bíobío, con el objetivo de fomentar el uso del diseño como una herramienta estratégica para la innovación con foco en la diversificación productiva de bienes y servicios.

En ese sentido, Amenábar cuenta que mediante una encuesta realizada a 400 empresas de la zona en 2021, se advierte que en tiempos de crisis, independiente del tamaño de las compañías, un 70% declara haber utilizado el diseño en alguna medida y entre estas sobre un 85% manifiesta que mantendrá o aumentará su inversión en este ítem.

Asimismo, se observa que el uso de diseño como estilo es más frecuente en las organizaciones de menor tamaño, mientras que como proceso es más común entre las medianas empresas, en tanto que como estrategia lo es en las grandes firmas.

De esta forma, Amenábar apunta a que el diseño se valore y entienda como una disciplina que puede generar cambios importantes a nivel competitivo en el país.

“De hecho en Reino Unido hablan de la economía del diseño, ya ni siquiera de la economía creativa.

Por eso, me gustaría que se generara el interés por parte de las instituciones asociadas a la toma de decisiones, sean privadas o públicas, y que se abra un espacio para poder dialogar y conversar”, dice la decana que ha estudiado in extenso el ecosistema de las políticas de diseño en Reino Unido, considerado uno de los países pioneros en la materia, con iniciativas como el Design Council que desarrolló después de la Segunda Guerra Mundial para reactivar la entonces alicaída economía británica.

En Chile, no obstante, la académica de la UDD asegura que aún estamos lejos de adoptar una política similar al Reino Unido, sobre todo cuando el diseño sigue estando aún encasillado como una disciplina que promueve la creatividad asociada a lo estético, más que como una herramienta integral que aporta al dinamismo económico.

“Lo que hasta hoy resulta una limitante como lo es una economía basada en la explotación de recursos naturales, a través de nuevas miradas y la incorporación del diseño como herramienta estratégica puede ser el gatillante de una nueva generación de productos que rescaten dichos recursos y proyecten soluciones para mercados globales que tienen múltiples y crecientes necesidades u oportunidades por atender”, recalca Alejandra Amenábar.

Asimismo, sostiene que en un mundo donde “tenemos que apuntar a la sostenibilidad, el diseñador tiene la capacidad de detectar oportunidades donde los otros no la ven y anticiparse a esas realidades”, recalcando a su vez que hoy el rol del diseño es crear nuevos productos y servicios que sean amigables con el medio ambiente, es decir, que contribuyan a evitar el calentamiento global, haciéndose cargo de las economías circulares.

“El valor del diseño obliga a detectar oportunidades y necesidades que antes no existían”, destaca Alejandra Amenábar.

Fuente: Esta nota fue publicada originalmente el 12 de mayo en El Mercurio Cuerpo Innovación.