Tomás Serey
Coordinador Instituto de Emprendimiento UDD e investigador colaborador Programa TIDEM UDD.
Entre los años 2015-2019, las exportaciones totales de mercancías se han mantenido estables en torno a US$ 65.000 millones (alrededor del 25% del PIB). Aunque las exportaciones totales se han mantenido, la variedad de productos exportados ha ido disminuyendo; Chile ha introducido 215 nuevos productos a la matriz exportadora, sin embargo en el mismo periodo se han dejado de exportar 906 productos. Desde el año 2015 en adelante, la cantidad de productos que se dejan de comercializar supera al número de nuevos productos, lo que reduce la variedad hasta alcanzar su mínimo el año 2019, cuando se exportaron 3.194 productos distintos.
Del total de 3.194 productos exportados en 2019, existe un núcleo estable de 2.803 productos que ya se exportaban en 2010 que supera el 87% de la matriz exportadora vigente en 2019, lo que sugiere una baja novedad de las exportaciones nacionales. Los productos nuevos, introducidos entre el 2015 al 2019, ascienden a un total de 79 productos.
Sumado a lo anterior, de acuerdo al Global Entrepreneurship Monitor (GEM) en Chile, liderado por la Facultad de Economía y Negocios de la UDD, sobre un 70% de los emprendedores y empresarios afirma que no ha innovado en su negocio.
En este escenario, el diseño presenta una oportunidad para las empresas que tengan interés en iniciar el proceso de innovación, centrado en la comprensión profunda de las necesidades del mercado, de los consumidores y la prueba de diversas ideas. De esta forma el diseño puede ofrecer herramientas concretas para empresas que no han innovado antes, reduciendo el riesgo, acelerando la implementación de nuevas ideas y proporcionando un mayor éxito en la introducción de innovaciones.
El diseño entendido desde una perspectiva amplia no se restringe exclusivamente a los sectores de diseño sino que además considera el rol de éste en los otros sectores productivos que pueden ocuparlo en mayor o menor intensidad como parte de sus actividades y procesos. Impulsar la innovación a través del diseño va más allá de los beneficios estéticos de un producto, sino que también como una metodología que se puede adaptar de manera transversal a cada etapa del desarrollo de nuevos productos y servicios, por medio de una fuerte consideración de los requisitos de los clientes y usuarios. El diseño puede contribuir en los procesos de innovación, tanto en las etapas iniciales (análisis de las necesidades del usuario, diseño de prototipos, I+D), así como en la terminación final (estética, marketing, el empaque).
En Reino Unido, cuando las empresas invierten en diseño, es más probable que lo hagan en otros activos intangibles como I+D para generar nuevas innovaciones y crear valor adicional (Design Economy, 2018). Impulsar el diseño para la innovación puede ser un aporte en el país para acelerar la reactivación económica.